lunes, 26 de abril de 2010

Pinar mediterráneo y pinos de Oregón en Canencia.


Este fin de semana fuimos de excursión al puerto de Canencia (altitud 1524 m.) en la sierra de Guadarrama, donde disfrutamos de un precioso paseo por un típico pinar mediterráneo de pino albar Pinus sylvestris var. ibérica (Svoboda). Estas formaciones vegetales dar lugar a un bosque nada sombrío con un característico olor a resina en donde toda esta luz hace que el sotobosque sea muy rico : enebros, acebos, zarzas, brezos, etc. Como no podía ser de otra manera en esta época del año nos encontramos con las curiosas hileras que forman las orugas de la procesionaria del pino Thaumetopoea pityocampa (Muller & Shiff., 1775) que durante la primavera se afanan en caminar unas detrás de otras, claro, tuvimos que explicarle a los niños que no se deben tocar para no sufrir una desagradable urticaria. Pero lo más sorprendente del día fue encontrarnos con unos gigantes poco habituales en la peníncula ibérica, aunque muy frecuentes en el oeste de Norteamérica donde son el árbol favorito de muchos leñadores: el abeto de Douglas o pino de Oregón, Pseudotsuga menziesii (Mirbel) Franco. Se habla de ejemplares que llegaron a medir 126 m. siendo considerados los árboles más altos y grandes del mundo junto con las sequoias. En 1930 cayó uno de 1020 años de edad, 119,8 m. de altura y 5,5 m. de diámetro que vivía en el estado de Washington. El nombre de la especie se debe a que fue descubierta en 1795 por el naturalista británico Archibald Menzies (1754-1842), mientras que el nombre común de abeto de Douglas de debe a que fue el botánico británico David Douglas (1799-1834) el que inició el cultivo en Europa con las primeras semillas que sembró en el castillo de Drumlanrig (Escocia) en 1827. Este botánico, prematuramente fallecido, también introdujo en Gran Bretaña el cultivo de otras especies forestales americanas como Pinus radiata (D.Don), Pinus ponderosa (Douglas ex C. Lawson), etc. Los ejemplares del puerto de Canencia lógicamente todavía no son muy altos, de hecho no destacan en altura de los pinos que los rodean ya que son más o menos de igual altura, en lo que si se diferencian de lejos es en la forma cónica y en el color de la corteza, claro.

lunes, 12 de abril de 2010

El celacanto creacionista evoluciona de nuevo


El tema de los “fósiles vivientes” es precioso y sugerente, siempre da que pensar, además suele tratarse de especies en peligro de extinción con las que hay que realizar un esfuerzo conservacionista especial. Como suponen un problema para la comprensión de la evolución de las especies, a los creacionistas les encantan porque han observado que trayendo a colación este y otros problemas del hecho evolutivo es muy fácil sacarle los colores a la mayoría de las personas con las que se encuentran para acto seguido pasar a enseñar el “diseño inteligente (D.I.)” que no es ninguna teoría científica, aunque ellos aseguran que sí. A día de hoy, y desde hace ya algunos años, puede decirse que vivimos un contraataque ideológico de los grupos del diseño inteligente o neocreacionismo. Achaco esto a dos causas diferentes que se unen a la hora de explicar estos hechos:

  1.   El proselitismo de diferentes iglesias cristianas en proceso de expansión que dicen seguir la Biblia de modo literal y apoyan estas interpretaciones fundamentalistas para quitarle fieles a la Iglesia Católica que está más extendida y si acepta la evolución.
  2.   La mala divulgación, principalmente por parte de museos y documentales, que son los medios que llegan a más público, pero también de investigadores y bloggers, que tenemos nuestra parte de culpa, aunque tampoco creo que debamos fustigarnos porque no llegamos a tanta gente y además llevamos menos tiempo divulgando errores. Debemos ser más responsables, eso si. La evolución ha sido caricaturizada creyendo que al simplificar excesivamente las cosas se iban a entender mejor (como cuando un médico le habla al paciente del colesterol bueno y el malo), pero vemos que ha sido un grave error bien aprovechado y exagerado por estos grupos. Subsanar esto no va a ser fácil, es más, soy poco optimista y creo que al igual que en los U.S.A. las encuestas arrojan datos desoladores sobre lo que piensa la gente de la calle sobre la evolución, aquí pasará exactamente lo mismo dentro de poco.

  Uno de los caballos de batalla preferidos por los seguidores del DI en el tema de los fósiles vivientes son unos enormes peces sarcopterigios, los celacantos. Actualmente, estos peces se clasifican en la superclase Sarcopterygii, clase Coelacanthimorpha, orden Coelacanthiformes e incluye dos especies: el celacanto de Comores, Latimeria chalumnae (Smith, 1939) y el celacanto indonesio, Latimeria menadoensis (Pouyaud, 1999). A partir del Cretácico superior (hace unos 65 millones de años) no se conoce ningún fósil de celacanto, por lo que a principios del s.XX se creía que este grupo de peces se había extinguido. Sin embargo, en 1938 se descubrió un ejemplar vivo al que han seguido otros. Estos peces poseen unas aletas lobuladas de gran movilidad y se consideró a estos peces en relación con el paso de los vertebrados del agua al medio terrestre, es decir, la importancia evolutiva de los sarcopterigios o peces de aletas lobuladas, que también incluye a los peces pulmonados, estriba en que tradicionalmente se los ha emparentado filogenéticamente con los vertebrados terrestres o tetrápodos. Además para reforzar aún más la idea de fósil viviente algunos colegas sugirieron erróneamente que el celacanto había mantenido su morfología durante millones de años porque su hábitat no había cambiado, pero esas respuestas eran inaceptables.
  El año 2007 en sedimentos del devónico medio tardío en el norte de Wyoming, científicos de la Universidad de Chicago encontraron una especie de pequeños celacantos Shoshonia arctopteryx, que vivieron hace unos 390 millones de años. Antes de este descubrimiento no se disponía de fósiles con las primeras aletas lobuladas, nos faltaba saber sobre las primeras aletas pectorales de los celacantos, ahora se sabe cómo era el endoesqueleto de su primigenia aleta pectoral. El esqueleto notablemente asimétrico de esta aleta corrobora la hipótesis de que este es el patrón primitivo de los sarcopterigios, y que persiste en los peces más relacionados así como en los vertebrados terrestres. El nuevo material aclara las especializaciones de los pares de aletas en el celacanto moderno y en los peces pulmonados. Este hallazgo sugiere que para comprender el origen de las extremidades de los primeros tetrápodos es mejor referirse a los actinopterigios primitivos antes que a los sarcopterigios. Resumiendo, los celacantos y los dipnoos (pulmonados) son organismos con aletas muy especializadas, y los primeros ejemplares del grupo observados en el registro fósil precisamente lo que muestran es unas enormes diferencias con las especies actuales. Lo que se ha estado usando erróneamente para definir una transición evolutiva en realidad eran las extremidades altamente especializadas de los organismos actuales que no cabe considerar como antecesoras del quiridio. Por último, colgamos un video precioso con los celacantos de nuevo en evolución.


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