lunes, 24 de mayo de 2010

Esponjas carnívoras


  A finales del siglo pasado, concretamente en 1995, científicos franceses descubrieron la existencia de esponjas carnívoras en la costa mediterránea del país galo. La primera especie de la que se tuvo esta constancia es Asbestopluma hypogea (Vacelet y Boury-Esnault, 1996) que habita cuevas que conservan algunas peculiaridades más propias de las aguas abisales como tratarse de ecosistemas oligotróficos. Posteriormente, la misma especie se ha identificado en otros lugares del mar mediterráneo como Croacia o España. Sin embargo, estas esponjas no eran desconocidas sino que lo que se desconocía era su forma de alimentación. Hoy en día tenemos constancia de decenas de especies carnívoras clasificadas en varios géneros, todos dentro de la clase demospongia. La familia Cladorhizidae (orden Poecilosclerida) incluye tres géneros :

  • Asbestopluma, en vez de filtrar como el resto de esponjas, estas depredadoras capturan pequeños crustáceos y carecen de coanocitos, ósculos y canales. En la fotografía del  parque natural Telašcica, en Croacia, se ven dos pequeñas Asbestopluma mostrando el tallo con el que se unen al sustrato.
  • Chondrocladia, al contrario que la mayor parte de esponjas carnívoras, estas utilizan un sistema de flujo acuático altamente modificado para inflar estructuras esféricas que se emplean para capturar a sus presas.
  • Cladorhiza, suelen presentar rizoides y la esponja se une al substrato mediante una placa basal.

  Dentro del mismo orden hay otras familias con algunas especies carnívoras como Guitarridae y Esperiopsidae.

  Se trata de especies que han sido tradicionalmente observadas en aguas oceánicas frías y profundas, como en el archipiélago de las aleutianas entre Estados unidos y Rusia, en las profundidades del mar de Weddell (Antártida), etc. pero que se pueden encontrar en aguas profundas (150- 7000) en todos los océanos del planeta. Mostrando una amplia diversidad en las profundidades oceánicas.

  Poseen filamentos asociados a espículas ganchudas con los que capturan pequeños crustáceos (copépodos, etc.) a los que envuelven antes de digerirlos.  Cuando comen a su presa pierden su forma habitual que recuperan cuando finalmente terminan la digestión al cabo de varios días. Crece nuevo tejido alrededor de la presa que es paulatinamente descompuesta por bacterias y enzimas, a la vez que los nutrientes son absorbidos por las células individuales. Todas las especies son bastante pequeñas, de unos pocos centímetros de longitud. Mientras que sus presas frecuentemente las superan en tamaño por lo que una digestión les puede llevar más de una semana.

 
 

  

 

 

 

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